miércoles, 16 de junio de 2010

Movilización y Acto por Atahualpa en la ciudad de Viedma

A dos años del asesinato aún impune de Atahualpa Martínez Vinaya, se realizó una movilización y acto por las calles de la ciudad rionegrina de Viedma. Allí estuve acompañando y tomando registro de todo lo acontecido en esa invernal jornada. Una locutora, en su programa radial en la mañana, la comparaba con el momento cuando hace dos años atrás reciben en la radio la noticia. Decía que era una mañana muy parecida a la que se vivió éste 15 de junio de 2010 y así comenzaron a dar detalle, con su compañero, sobre el caso Atahualpa.
Ata tenía casi 19 años cuando una noche lo balearon por la espalda robándole la vida inmensa que él proyectaba con sus pasos hacia adelante. Se trata de un delito multiplicado por infinitas veces. Al quitar la vida de un joven se le roba una vida
a toda una familia, a muchos amigos, y a todos los que Ata desde su solidaridad y compromiso soñaba extenderles alivio, afecto y andá a saber cuánto más desde la profesión de médico, estudios que hubiera comenzado con una beca ya tramitada en Cuba. Al hecho en sí, se suma el agravante de haber trasladado su cuerpo y haberlo abandonado lejos de cualquier posibilidad de pelear por la vida que él amaba tanto.
A dos años de esa noche la Comisión Justicia por Atahualpa con el apoyo y
adhesiones de muchas personas organizaron una movilización que nos congregó alrededor de las 10 de la mañana en la rotonda Islas Malvinas. Pasadas las 10 y media comenzamos a marchar como estaba previsto.
Alrededor de 300 personas, entre ellas familia de otros jóvenes del Alto Valle que tuvieron que salir a pedir a gritos por la calle lo que es tan díficil de conseguir en la forma que se nos quiere hacer creer que se consigue. Muchos dicen: "la Justicia es lenta en éste país". Nada más errado que esa afirmación. La Justicia es carente de motricidad propia. La Justicia, en éste país y universalmente es lo máximo a que podemos aspirar como seres humanos. No se trata de un ideal porque en la corta existencia de nuestra especie han existido seres que lejos de idealizarla la hicieron carne propia y dejaron testimonio tangible por donde se quiera mirar. Por eso antes que afirmaciones y frases cómodas cabería preguntarse ¿Porqué los padres y familiares de tantos jóvenes no tienen otra alternativa que salir por las calles a desnudar su dolor en un sólo grito de Justicia para sus hijos e hijas?
Caminamos diciendo sus nombres al cielo gris, caminamos saltando los charcos entre banderas del cultrún, Whipalas y sus rostros, caminamos pensando al escuchar las poesías y escritos que fueron enviados desde todo el mundo para andar pensando, caminamos y nos detuvimos en el Palacio de Tribunales, en la Fiscalía a cargo del caso y finalmente llegamos a un escenario con el Sol acariciando nuestras espaldas.

Allí los padres y familia dieron su testimonio como pudieron, agradecidos, sostenidos siempre por Julieta Vinaya, la madre de Ata, que tomaba sus manos firmemente para abrazarlos en cada última palabra. La madre de Luciano Arruga vino de Buenos Aires y contó que después de días de una profunda depresión, se levantó, se bañó, puso unas ropas en un bolso y viajó para estar éste 15 de junio y recordarnos que su hijo de 16 años aún está desaparecido y la última vez que se lo vió fue en un destacamento policial de Lomas del Mirador un 31 de enero del 2009.
También en el acto nos hicieron recordar que actualmente en la Patagonia, fundamentalmente en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, se está consolidando y extendiendo una red de trata de personas que secuestra niñas, adolescentes y mujeres para violarlas, maltratarlas, y obligarlas a ejercer la prostitución. Se asemejaría (y ésta es una comparación que hago en este momento) bastante a los feminicidios que se desataron en México, en Juárez, en que ante la ineficacia de las instituciones y el abandono de las personas se naturalizó el crimen y el maltrato a cientos de jóvenes mujeres.
También en el acto se dio lectura de las adhesiones de entidades y organizaciones. Para aliviar algo la carga enorme de toda la gente que haciendo buen uso de su condición de ciudadanos deciden accionar y desenredar la urdimbre de sociedades que se levantan a costa del crimen, la corrupción y la enfermedad, se sumaron al acto músicos locales que se hicieron presentes en melodías y letras y nombres. El primero en subir al escenario era un joven que tiene la suerte de llamarse Víctor Jara y ser músico y muy bueno por cierto. También sonaron tambores y voces de la agrupación Crece desde el Pie que son amigos y compañeros de Ata que luego de su muerte se aunaron para comenzar de nuevo. Hubo sikus, quenas, guitarras. Y me quedo con el momento en que Ricardo Vinaya, músico y tío de Atahualpa, hacía surgir una dulce melodía acompañada por la guitarra de su primo Martín, el Sol entibiando las manos y las frentes de todos, el abrazo de madre de Julieta diciéndome dulce y amable al oído: Gracias por estar.
Quise decirle que no, que la agradecida soy yo, porque a través de todo lo terrible ella con su ejemplo me brinda algo esencial sobre las posibilidades y su aliada natural: La Fuerza de Madre. Pero no pude, alguien me la arrebató, es tanta la necesidad de Madre que tenemos todos.

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"...Si me voy antes que vos, quiero que tus noticias hablen del aire y del sol..."