jueves, 29 de abril de 2010

Documental. La Guerra por otros Medios.


Preestreno en Espacio INCAA KM 0 - Cine Gaumont.
LA GUERRA POR OTROS MEDIOS.
.Un documental de Cristian Jure y Emilio Cartoy Díaz.

Lunes 3 de Mayo - 19.30 Hs.

Espacio INCAA KM 0 - Cine Gaumont

Av. Rivadavia 1635 - Ciudad de Buenos Aires - Argentina.
Entrada libre y gratuita

El lunes 3 de Mayo a las 19.30 hs, con entrada libre y gratuita, se proyectará en carácter de preestreno, el documental "La Guerra por otros Medios" de Cristian Jure y Emilio Cartoy Díaz en Espacio INCAA KM 0 - Cine Gaumont.
A partir de cuatro experiencias, Francisca en la Red Aymara de ERBOL Bolivia, Almir en Amazonia incorporando Internet, Matías en la Radio Mapuche de Patagonia y Ariel trabajando con el video en las aldeas de Brasil, el documental busca representar el modo en que los pueblos indígenas utilizan sus propios medios de comunicación para resistir la invasión de sus territorios, el saqueo de sus recursos, la persecución legal, la discriminación cultural, la falta de reconocimiento oficial a sus instituciones, la denuncia de sus desigualdades y la reivindicación de sus diferencias.

Con notebooks, bocinas, radios, periódicos, videocámaras, celulares… los pueblos indígenas vienen incorporando los medios de comunicación para el fortalecimiento de sus reclamos y la reivindicación de sus derechos. Paradójicamente la realidad de los comunicadores indígenas, sus medios y sus producciones resultan prácticamente desconocidos fuera de los límites del mundo indígena.


“En esta guerra no siempre perdemos…” dijo orgulloso un líder indígena mientras daba por inaugurada la radio en su comunidad y fue eso lo que motivó a emprender en 2005 la realización del film. Durante estos años nos fuimos dando cuenta que la guerra por la imagen y la información nunca había sido metafórica para los pueblos indígenas y los sectores populares. Y ahora menos que nunca.

Cristian Jure y Emilio Cartoy Díaz.

"El viento me confió cosas que siempre llevo conmigo"....


CONVERSAS DE OTOÑO EN LA TOMA
Poesía escrita con chapas de cartón

Para el visitante, la ciudad de General Roca se muestra bella y limpia como una amante gozosa de ser habitada; ciudad que hoy, a las riquezas frutihortícolas que desde siempre le proporcionó el Alto Valle, le suma la incipiente actividad petrolera (“Pensé en cerrar, pero voy a aguantar un par de años más, porque dicen que para entonces esto va a ser tan grande como Neuquén” dice entre resignada y optimista la dueña del alojamiento). “Roca en acción” proclaman gloriosos los carteles que inundan la ciudad donde todo promete ser bello.

Pero unos kilómetros al oeste, por el lado que se va a Neuquén, y en donde el céntrico verde comienza a transformarse en tierra blanca de la meseta, aparece la otra ciudad. La Fisque Menuco como la llamaron los que habitaron de siempre la región. La ciudad de techos bajos y construcciones humildes, resignada a no aparecer nunca en los folletos turísticos.

Allí está Villa Obrera, un barrio de trabajadores nacido hace unas 4 décadas cuando la ciudad comenzaba a crecer, y a la que recién ahora (precedido de un derroche de campaña mediática) le llega el asfalto. Allí, en el corazón de ese enclave de trabajadores y en unos terrenos fiscales hasta donde hace poco sólo crecía la maleza, hoy se levantan precarias construcciones de chapa, cartón y plásticos transparentes como ventanas. Es La Toma. Un asentamiento protagonizado por hijos o nietos de aquellos primeros vecinos, que apenas quieren un espacio propio para sus familias.


DIGNIDAD

Deshilachadas banderas argentinas y hasta alguna que en otro tiempo fue azul y amarilla, sujetas a ramas de álamos coronan ese barrio, tan parecido en su pobreza como a los que se yerguen en las afueras de Trelew, Madryn o Comodoro. Tan iguales ellos en su dignidad de resistir el embate de las fuerzas del poder; que tenga el color que color que tenga será siempre el poder.

En la calurosa, casi veraniega tarde del viernes 16, sólo los perros corrían por el asfalto nuevo que separa el viejo barrio con este otro. Y entonces apareció una desorganizada marcha de variopintos personajes, rodeada de un enjambre de guardapolvos blancos corriendo de un lado a otro de la calle que dejaban cartones con palabras, retazos multicolores y dibujos colgando de árboles, puertas y alambrados: Eran los poetas y artistas plásticos que participaban de la cuarta edición de las Conversaciones de Otoño, acompañados por los chicos de 4º y 5º grado de la Escuela Nº 723, que unos minutos antes habían compartido poesías y experiencias con ellos.

Sobre el lado izquierdo de la calle, las persianas cerradas denotaban la siesta de los obreros que duermen el sueño de los que ya han cumplido sus mínimos sueños. En la vereda de enfrente, los que sólo tienen precarios empleos para mantener la dignidad, no hay techo que aguante el sol cayendo a pleno, ni tiempo para dormir entre trabajo y trabajo. Apenas, tomar unos mates antes de seguir levantando las paredes que mañana les permita dormir tan tranquilos como los de enfrente.

Y hacía allí fueron los poetas con sus palabras.


PALABRA POETICA

Un par de versos de alguno bastó para entrar en confianza y el mate empezó una ronda que por lo extensa nunca terminó. –“Nosotros no queremos ser ilegales, sólo queremos pagar estos terrenos de a poco”, comentó una de las mujeres del lugar, mientras otro pequeño grupo de mujeres y niños se acercaba a ver lo que pasaba.

Hombres, mujeres y niños con miradas que se humedecen al escuchar las palabras de Gelman, citadas por el poeta Miguel Martínez: “Así, con el dolor y la amargura sueñan,/ luchan, caen, vuelven a combatir, / por una valerosa verdad, / así trabaja la esperanza, la torturan y no habla”. Esperanza que se hace cada vez más fuerte ante la inminencia de un desalojo.

Por casi una hora, los poetas intercambiaron palabras y esperanzas con la gente del lugar. Y nadie quería irse, sino fuera por la insistencia del “Chelo” Candia que veía como pasaba el tiempo mientras en la escuela del barrio (ubicada a menos de 100 metros) esperaban las tortas fritas regaladas por los vecinos.

“Huevos blancos, huevos frescos, huevos castaños, venga a ver que no lo engaño” pasa entonces recitando con su megáfono el vendedor de la desvencijada camioneta. En esa tarde, cuando ya el cielo de la tormenta asustaba desde el oeste, los poetas comprendieron que allí la poesía respiraba viva, sin la necesidad de los pomposos vestidos que la revisten los academicistas. Porque la poesía también se escribe con chapas de cartón.


Alfredo Giménez
http://suplementotintachina.blogspot.com/2010/04/conversas-de-otono-en-la-toma.html

miércoles, 28 de abril de 2010

¿Qué fue de tu vida? - Lila Downs - parte 2

Pueblos Originarios

Sonoridad Andina


Los creadores animados van viajando...

Como ellos lo explican desde su facebook, Sonoridad Andina "es un proyecto de intervención comunitaria destinado a jóvenes y niños, que desde hace dos años y medio genera en Viedma un espacio sano, donde la alegría, la amistad, la solidaridad, la música y el amor son los continentes para la tarea.
Hoy lo integran 31 jóvenes y niños junto con sus familias y cuatro coordinadores: Ricardo Vinaya, Sandro Martínez, Roberto Martínez y Martín Vinaya.
El logo del proyecto es la unión de dos pueblos, simbolizado en los sicus (Pueblo dela Región de los Andes) y en el cultrun (Pueblo Mapuche), es nuestra identidad, nos dicen, la conjunción de estos pueblos y además de lo que somos como comunidad, como hermanos de la Música.
http://www.facebook.com/home.php?#!/pages/Sonoridad-Andina/107768999258829?ref=ts

lunes, 26 de abril de 2010

La díficil facilidad del verbo oir


Anoche mientras me sumergía en el sueño lentamente vino a mi pensamiento un texto que me diera un amigo. En ese texto de Artur Da Távola se afirma que rarísimas son las personas que procuran oir exactamente lo que la otra está diciendo. Después de acordarme de este escrito dormí en paz y descansé.
Ya ahora después de unos mates vuelvo a pensar en ello. Quizá si estuviera en juego algo que importe al que oye la responsabilidad lo acecharía. Algo global y no frases sueltas. Se me ocurre pensar en lo que importa en las charlas en encuentros casuales, en asados, en reuniones sociales, en la casa entre las personas con las que se convive. ¿Qué es lo que importa en esas situaciones?
Palabrita y yo.
Cito a Don Atahualpa para traer unos versos que este fin de semana lo iluminaron todo: "Lo que adentra en la cabeza de la cabeza se va" (Si hasta oigo su voz mientras escribo) "Lo que adentra en el corazón se queda y no se va más" ¿Porqué Don Ata? "Porque al corazón le entra la pura verdad"
Palabrita y yo.
La pura verdad.
Es una baguala que fortalece el corazón por el flujo de buena sangre que recibe cuando se oye.
Por eso, quizá, en otoño, comienzo a oir sólo lo que me irriga y me ayuda a pasar el invierno. Palabrita y yo.
Y en verano la pura verdad me ventila.


En otros años se cuestionaba la verdad, en estos años la mentira es tan grosera, tan invasiva y abusiva que la verdad cobra en virtudes que antes no se si tenía. El respeto por la palabra, vaya ironía, está mas presente que nunca entre tanto embuste y chismorreo.
La palabra es una enorme responsabilidad, lo que significan, lo que niegan, lo que envilecen, lo que subliman. Cada palabra desempeña la función de crear un mundo o destruirlo. "Hay que medir el silencio, hay que medir las palabras" Violeta Parra al vivir, cantando lo advertía "Sin quedarse ni pasarse, medio a medio de la raya"
Recuperar el canto y la poesía en cada curva del camino. Las personas que cantan, que escriben dejan la palabra en la seguridad de que construyen. Las responsables, las comprometidas.
El chismorreo es flojo, toma la forma del envase que lo contiene y va dejando desolación. Desertificación en el alma. Desconfianza y recelo.
Palabrita y yo. La pura verdad.

miércoles, 21 de abril de 2010

22 de abril. Día de la Tierra




Eduardo Gudynas

ALAI AMLATINA, 18/04/2010.- Es necesario un cambio radical en la forma de valorar el ambiente que nos rodea y a los recursos naturales que alberga la Naturaleza. La persistente crisis ecológica no es sólo el resultado de fallas técnicas o incapacidades en el monitoreo ambiental, sino que sus raíces profundas se encuentran en valorar a todo lo que nos rodea según su utilidad o rentabilidad.

Por lo tanto, la discusión sobre los derechos de la Naturaleza, tal como se propone en el encuentro de Cochabamba (Bolivia), es un paso adelante hacia una postura ética que reconoce los valores propios en el ambiente, independientes de su beneficio o utilidad para las personas. Si bien esto puede parecer muy sencillo, en realidad implica un cambio radical en cómo se asignan los valores, con implicaciones que van desde la
economía a las prácticas políticas.

Los derechos de la Naturaleza se expresan en múltiples escalas. Es tanto un asunto global, tal como se observa en el énfasis del encuentro de Cochabamba sobre cambio climático, pero también tiene implicancias y urgencias a nivel continental, nacional y local.

Sin embargo, en los últimos tiempos, la insistencia en los cambios del clima planetario ha servido de excusa para dejar de lado esas otras escalas. No recibe toda la atención que merecen los evidentes problemas ambientales a escala continental. Entre ellos, en América del Sur, el avance de la deforestación en las zonas andino amazónicas está cambiando la dinámica climática regional, y parecería que es uno de los factores que explican los cambios en el régimen de lluvias en la vertiente atlántica del Cono Sur.

Tampoco deben olvidarse los problemas ambientales a escala nacional y local. No es posible desatender serios impactos como la deforestación, el incremento vertiginoso en el uso de agrotóxicos o las serias limitaciones en manejar los residuos urbanos.

De esta manera, cada escala está estrechamente enlazada con las otras, y en todas ellas está presente la problemática de la ética ambiental. El utilitarismo que está detrás de la deforestación o la expansión de los monocultivos, tienen clarísimos efectos locales, pero también son las principales fuentes de emisión de gases con efecto invernadero desde América del Sur. Por lo tanto, si en Cochabamba se va a discutir el cambio climático global en serio, el debate también debe abarcar a nuestros propios países, nuestra propia Madre Tierra. La ética ambiental global va de la mano con una local, y se deben discutir asuntos como el manejo de los suelos, la pérdida de bosques o el papel de las agroexportaciones. Una nueva mirada a los derechos del ambiente planetario no puede generarse desde una ceguera ecológica local.

A ese nivel, los grupos ciudadanos siguen siendo los mejores y más atentos vigilantes de la situación en el ambiente que les rodea. Ellos detectan las contradicciones ecológicas, y permiten crear los necesarios puentes entre las escalas local y nacional, con la planetaria. Un ejemplo de esos vínculos está en la insistencia del Consejo de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) de Bolivia, quienes juntos a otras organizaciones ciudadanas, buscan debatir en Cochabamba asuntos como los impactos de la minería, las prospecciones petroleras o los planes de construir represas hidroeléctricas en la Amazonia. En esos y otros casos está en juego la construcción de los derechos de la Naturaleza.

Abandonar la vieja ética de la apropiación y el uso, para incorporar una mirada ambiental, no es fácil para muchas corrientes políticas y allí se generan muchas resistencias. Eso explica que sea más sencillo enarbolar un discurso ambiental a escala global, pero no se logra aplicar ese espíritu a escala nacional y local. Las insistencia de la sociedad civil, como los planteos de organizaciones indígenas como CONAMAQ de
Bolivia o CONAIE de Ecuador, obliga a reconectar la problemática ambienta local con la global.

Pero las resistencias son tales, que el presidente Evo Morales frente a esas demandas optaba por advertir sobre la “utilización” de los indígenas a manos del capitalismo global, hasta que finalmente su gobierno decidió excluir los temas nacionales de los debates en Cochabamba. Afirmar que ese tipo de organizaciones y otros grupos ciudadanos estén al favor de un capitalismo depredador o sean partícipes de algún tipo de complot internacional, es insostenible. La propia historia de lucha de esas organizaciones deja en claro que sus objetivos
son otros.

Aún más, en esta fase del cambio político bajo gobiernos progresistas, está claro que las demandas ambientales deben ser respondidas con argumentos y medidas efectivas, y no simplemente con slogans mientras persiste la destrucción del ambiente. El resultado es contraproducente, ya que como no aparecen argumentos convincentes para mantener las estrategias extractivistas del pasado ni fructifican otros ensayos más allá de ellas, parecería que se termina dándole la razón a los sectores conservadores que insisten en decir que la izquierda gobernante realmente carece de una propuesta de desarrollo diferente a la de generar múltiples programas de asistencia y bonos sociales.

También parecería que es más sencillo cuestionar los impactos ambientales de las políticas mineras o petroleras en el Perú de Alan García o bajo el gobierno de Alvaro Uribe en Colombia, pero se hace más difícil debatirlas en el caso de Evo Morales, Lula da Silva en Brasil o Rafael Correa en Ecuador. No faltan quienes sostienen que a los ambientalistas nada les conforma, criticando a todos, y no reconocer los cambios sustanciales generados desde el progresismo. Muchos de esos cambios políticos son reales, y no son pocos los que se lograron con el concurso efectivo del ambientalismo como parte de los movimientos sociales volcados al cambio. Pero la advertencia ecológica, y en especial las implicancias de reconocer los derechos de la Naturaleza, van más allá de los programas de gobierno, ya que son más profundas en tanto apuntan a un estilo de desarrollo que defiende valoraciones antropocéntricas y utilitaristas.

La ética de la Naturaleza ataca las raíces del imaginario del progreso material, y esa crítica verde desata muchas resistencias. En ese punto es oportuno apelar a parafrasear un conocido manifiesto, señalando que el fantasma de la crisis ecológica recorre el mundo, donde la radicalidad de los derechos de la Naturaleza es de tal envergadura que los creyentes en los viejos estilos de desarrollo se están uniendo para acosarlo, sean presidentes de la antigua política o líderes de nuevos gobiernos. Hay muchos ejemplos donde unos y otros atacan al ambientalismo, calificándolo unas veces de ser demasiado radical, otras veces de ser conservador, allí lo tildan de utópico, aquí lo denuncian como una barrera al progreso.

Esto deja en claro que la discusión sobre los derechos de la Naturaleza implica desafíos mucho más profundos de lo que usualmente se acepta, involucrando una redefinición de la justicia social para ampliarla al campo ambiental, apuntando a un desarrollo postextractivista bajo nuevas prácticas políticas.

En este debate no se pueden acallar las voces de las organizaciones ciudadanas. Específicamente en el caso del encuentro en Cochabamba, cualquier discusión real sobre los derechos de la Naturaleza no sólo debe profundizar su enfoque planetario, sino que también debe nutrirse de las alertas locales, ya que desde ellas se también se genera una nueva ciudadanía ecológica. Esos y otros debates desatarán incomodidades, y no hay que temerles, ya que el alumbramiento de una nueva ética pasa por romper con viejas ideologías que están profundamente arraigadas en todos nosotros.

Los derechos de la Naturaleza implican un cambio radical sobre los estilos de desarrollo, tanto en sus escalas globales como locales. Ignorar una de esas escalas hace imposible no sólo abordar a las otras, sino que imposibilita una verdadera transformación de nuestra relación con la Naturaleza.

Más información: http://alainet.org/

El Desierto de Patagones


Por María E. Argeri

Quienes conocen desde hace varias décadas los campos donde se ha formado un desierto en el partido de Patagones pueden dar cuenta que la desertificación proviene del mal uso del suelo. El derecho a usufructo y a abusar de la propiedad privada de la tierra ha conducido a la desertificación. La responsabilidad de los propietarios y de quienes tienen la tenencia de la tierra sería, en este caso, directa. Pero como el movimiento de las dunas no respeta el perímetro de los alambrados sino que se extiende sobre otros espacios, e incluso cae sobre las ciudades de Viedma y Patagones estaríamos en presencia de un delito, ya que se trata de una acción similar a la de incendiar la propia casa y quemar la propiedad de los vecinos.


Hay una gran diferencia entre lo que es justo y lo que se define como “políticamente correcto”. Esta última actitud resguarda a los dirigentes de turno, a la espera de su gran oportunidad. En cambio lo justo preserva la vida y torna más estables y pacíficas a las sociedades humanas. Los tiempos que corren han desvirtuado el sentido de la justicia que, desde los albores de la historia, consiste en entregar a cada uno lo suyo o lo que le pertenece en bienes materiales y culturales, en igualdad de condiciones con los otros seres humanos. En la base de la justicia está la equidad y la igualdad. Y en caso de ser violada está norma moral, la sociedad hace recaer el peso de la enmienda y la retribución en quien corresponde. Así quién daña, debe pagar, porque es el conjunto social en su totalidad quien exige la reparación.
Pero en la medida que la propiedad privada pasó a definir las vinculaciones sociales, este antiguo concepto de justicia fue desapareciendo o se modificó tan sustancialmente hasta tornarse irreconocible. Sin embargo los tiempos difíciles que se avecinan, frente a un innegable cambio climático que los especialistas están intentando desentrañar en su gravedad, obliga a replantearse la relación de las sociedades humanas con las cosas y muy especialmente la vinculación entre las cosas y su propiedad, lo que significa abordar sin más la relación entre las acciones de los colectivos humanos con el planeta, con la transformación de la naturaleza y con la apropiación de los frutos que aquella da, tanto como materia prima o como alimentos. Pero la producción está muy estrechamente vinculada con la circulación, es decir con la lógica de mercado que regula stocks, precios, destinos, etcétera; tema que obviaremos por razones de espacio y por estrategia de análisis: repensar los modos de posesión y usufructo de la superficie terrestre.


Sostener que la única propietaria de los suelos del planeta y de su usufructo es la totalidad de la humanidad puede parecer un planteamiento antiguo, hippie o candoroso, ya que la casi absoluta totalidad de la superficie terrestre está regulada por la propiedad privada, y rigen también sobre ella diferentes sentidos de soberanía, que es lo mismo que decir que existen materializaciones de distintos poderes supremos. Y aquí está un aspecto axial: propiedad privada no es lo mismo que soberanía. Esta última en acuerdo a cartas constitucionales, casi en la mayor parte de los sitios donde existen repúblicas y monarquías democráticas, le corresponde al pueblo o colectivo jurídico que se define ya sea por nacimiento o por sangre. En concreto, y aún en las sociedades capitalistas, la soberanía o poder supremo tiene más alcance que la propiedad. Mientras la soberanía reside en un colectivo, en nuestro caso el pueblo argentino –conformado por las ciudadanas y los ciudadanos-, la propiedad es a título individual.
Ahora bien miremos que dice el Código civil, desde que fuera redactado por Vélez hasta el presente. En concreto quien detenta la propiedad privada tiene un derecho. Y ese derecho lo acredita para transferir el bien por venta o herencia, así como para usar, usufructuar y abusar del mismo. Si la propiedad fuera una casa, la ley faculta a su propietario para reformarla, habitar en ella, alquilarla, donarla, heredarla, pintarla, y también para destruirla a mazazos y/ o incendiarla. Pero ¿qué sucede si en el incendio quema las casa de los vecinos? Como es obvio incurre en un delito. Es decir en este caso, el derecho a abusar de su propiedad encuentra un límite, que es el derecho de sus vecinos. ¿Qué sucede entonces si se trata de un campo? ¿Puede el propietario abusar de él y destruirlo? En acuerdo con la ley está facultado a hacerlo, siempre y cuando con sus acciones no conculque derechos ajenos. Como vemos la propia legislación civil pone al derecho de propiedad privada un límite, que es el perjuicio a otros portadores de idénticos derechos.
Pensemos entonces el caso específico del desierto que se ha formado en el partido de Patagones. ¿A qué obedece el proceso de desertificación en la zona? Quienes conocen esos campos desde hace varias décadas pueden dar cuenta que la desertificación ha ido acompañada de un mal uso del suelo. Es decir el derecho a usufructo y a abusar de la propiedad privada de la tierra ha conducido a la desertificación. Es decir la responsabilidad de los propietarios y de quienes tienen la tenencia de la tierra sería, en este caso, directa. Pero como el movimiento de las dunas no respeta el perímetro de los alambrados sino que se extiende sobre otros espacios, e incluso cae sobre las ciudades de Viedma y Patagones estaríamos en presencia de un delito, ya que se trata de una acción similar a la de incendiar la propia casa y quemar la propiedad de los vecinos. En este sentido la tormenta de tierra y arena perjudicó a muchas personas, como por ejemplo puso en riesgo la vida de quienes circulaban por la carretera; puso en riesgo la salud de las personas que tiene problemas respiratorios, y también de quienes nunca sufrieron de ello; arruinó tareas de pintura y blanqueamiento de casas; perjudicó acuarios y todo tipo de animales, etcétera. Y a este razonamiento se puede llegar sin necesidad de hacer alusión a la responsabilidad social. En concreto leyendo sólo la ley civil que sostiene la propiedad privada, la tormenta de arena y tierra nos ubica frente a un caso complejo, donde el derecho de unos pocos está vulnerando el derecho de muchos. Y lo que es peor ante el silencio de buena parte de la dirigencia provincial bonaerense.
¿Qué hacer? Se pueden pensar muchas soluciones, tanto individuales como colectivas. Demandar a los responsables puede ser una vía; exigir la reforma de las leyes provinciales –tanto de la provincia de Buenos Aires, como de las vecinas a ella- para que endurezcan sanciones en caso de destrucción del medio ambiente puede ser otra acción. Pero si aplicamos el sentido de justicia hay que pedir que quienes destruyeron, hagan el esfuerzo para fijar nuevamente los suelos. Es simple: quien destruye, debe recomponer. Claro está no se trata de una tarea sencilla. Pero la dirigencia política debería obligar a los propietarios a restaurar los suelos, porque con sus acciones perjudican a otros. Y en caso de argumentar que no tienen dinero para remediarlos, la opción debería ser una sola: el estado provincial estaría obligado a llevar a cabo está tarea, sí y sólo sí los dueños de la tierra transfiriesen la propiedad de sus tierras al fisco.
Veremos que sucede de aquí en más. En los tiempos que corren es factible que triunfen las propuestas “políticamente correctas”, que es lo mismo que decir: “nada acontecerá”. Mientras tanto los habitantes de Viedma y Patagones no tienen muchas opciones, o asumen sus derechos y se expresan como pueblo soberano, o si no quieren hacerlo, no les quedará alternativa. Una de ellas es el desierto improductivo. Otra quizás más viable para sacar algunos pesos es empezar a comprar camellos, tiendas y beduinos para atraer turismo, y hasta quizás convencer a un buen director de cine para que filme allí una versión moderna de Lawrence de Arabia. Como siempre en estos casos cuando el pueblo no exige, la dirigencia nada hace o juega al gallito ciego. www.ecoportal.net
María E. Argeri, historiadora. Profesora en la Fac. de Cs. Humanas de la Univ. nac. del Centro de la Prov. de Bs. As. Argentina
http://bloglemu.blogspot.com/search/label/Desertificaci%C3%B3n

Ferias de artesanías en Villalonga


Una invitación para participar y disfrutar



Un grupo de artesanos en Villalonga se propuso dar continuidad y periodicidad al espacio de Feria de su pueblo.

Se trata de un grupo independiente conformado por alrededor de quince puestos de artesanos y artesanas que al decidir feriar cada mes lograron dar continuidad al trabajo y a su vez conformar un espacio agradable para el disfrute de todos.

“Entonces la Feria no sería sólo un lugar de intercambio comercial sino también un espacio socio-cultural”, nos comenta una de sus integrantes. La gente que se acerca a la plaza llega con equipo de mate y pasa la tarde con buena música pudiendo visitar cada puesto cuando quiere en el transcurso de tardes con climas que acompañan. En caso contrario, la lluvia o el viento son motivo de suspensión de Feria hasta nuevo aviso.

Este grupo de artesanos se reúne normalmente los martes a las 20.30 hs en el aula 9 de la Casa de la Cultura. Estas reuniones son muy importantes para decidir todo tipo de cuestiones organizativas y también para afianzar el grupo en la participación, nos comentan.

Las ferias se realizan principalmente en la Plaza Guemes. La última del 11 de abril se realizó por primera vez en la Plaza Garay de Barrio Urquijo. “Queremos de esta manera acercar la feria a otros puntos del pueblo dando la importancia que merece a cada espacio verde del lugar”, manifestó Alejandra Cortés.

También se propusieron dar relevancia a la Artesanía como tal, relegando los productos comestibles para otro tipo de Feria que aún no se ha organizado y dependerá de las personas que elaboran comidas concretar un nuevo espacio exclusivamente de tortas, confituras y demás. Para esto hay un límite de feriante con estos productos por Feria.

Cada tanto en el mismo espacio de feria se ofrece también espacio para las bandas de músicos o grupos de danzas locales. Habiéndose presentado hasta ahora la banda de rock de Villalonga "La Balsa" y el grupo de danzas folclóricas independiente "Peñi-Hue".

Los organizadores cobran tan solo $2 por feriante y por feria para cubrir gastos menores, e invitan a todo artesano/a de la zona que quiera ser parte de esta iniciativa del grupo de artesanos de Villalonga.


La próxima feria se llevará a cabo el domingo 9 de mayo, los artesanos interesados en sumarse pueden llamar al celular 02928-15406009, o concurrir a Italia y Perón “El Caldero” –Villalonga-

http://infostroeder.blogia.com/temas/informacion-general.php

martes, 20 de abril de 2010




Los derechos del hombre y la tierra

Eduardo Galeano
Público

Mensaje del autor de Las Venas abiertas de América Latina a los asistentes a la Cumbre de la Madre Tierra que se celebra en Bolivia, como alternativa a la Cumbre sobre el Cambio Climático en Copenhague


Lamentablemente, no podré estar con ustedes. Ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.
Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo [Morales, presidente de Bolivia], el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.
Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabraria, que en América Latina es más nociva que la inflación monetaria. Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.
Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un Gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.
Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza. Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.
El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces.
Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza, parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces.
La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.
Obstáculo al progreso
Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera. Las culturas indígenas la ven desde adentro.
Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.

"Los creadores animados van viajando"


lunes, 19 de abril de 2010


La Información que sirve ¿a quiénes?


El acceso a la información crece cada día. Entonces, aunque contradictorio, pareciera que hoy más que nunca estar informado/a es relativizar la realidad hasta níveles impensables. Por eso ver, oir a comunicadores sociales o periodistas dando "la información" en el estado actual de disposición de medios es como menos extraño.

Seguramente tomar la responsabilidad de informar en estos días ha de ser tarea compleja y maldita. Si la información se limitara a sólo los hechos quizá habría un acercarse apenas a una especie de fidelidad, pero la información que se define como tal se basa en palabras, dichos de una u otra personalidad, cargos, definiciones, y ésta información es la que da curso a la acción. Creo que ya se podría ir separando el que comunica del que es sirviente gustoso de mas de un patrón.

Hace unos meses viajando por la ruta del Alto Valle de Río Negro y Neuquén (22) escuché un programa de carácter informativo y matutino, se llamaba "Con Dios y con el Diablo".

Lo único alentador de esta entrada es pensar que quizá seamos cada vez más los que notamos que todo cambió terriblemente en estos últimos quince años. Estar desinformado hoy tiene sus ventajas. Conocer es una de ellas.

La Palabra como la Semilla

Mi foto
Patagonia, Sur, Argentina
"...Si me voy antes que vos, quiero que tus noticias hablen del aire y del sol..."