lunes, 26 de abril de 2010

La díficil facilidad del verbo oir


Anoche mientras me sumergía en el sueño lentamente vino a mi pensamiento un texto que me diera un amigo. En ese texto de Artur Da Távola se afirma que rarísimas son las personas que procuran oir exactamente lo que la otra está diciendo. Después de acordarme de este escrito dormí en paz y descansé.
Ya ahora después de unos mates vuelvo a pensar en ello. Quizá si estuviera en juego algo que importe al que oye la responsabilidad lo acecharía. Algo global y no frases sueltas. Se me ocurre pensar en lo que importa en las charlas en encuentros casuales, en asados, en reuniones sociales, en la casa entre las personas con las que se convive. ¿Qué es lo que importa en esas situaciones?
Palabrita y yo.
Cito a Don Atahualpa para traer unos versos que este fin de semana lo iluminaron todo: "Lo que adentra en la cabeza de la cabeza se va" (Si hasta oigo su voz mientras escribo) "Lo que adentra en el corazón se queda y no se va más" ¿Porqué Don Ata? "Porque al corazón le entra la pura verdad"
Palabrita y yo.
La pura verdad.
Es una baguala que fortalece el corazón por el flujo de buena sangre que recibe cuando se oye.
Por eso, quizá, en otoño, comienzo a oir sólo lo que me irriga y me ayuda a pasar el invierno. Palabrita y yo.
Y en verano la pura verdad me ventila.


En otros años se cuestionaba la verdad, en estos años la mentira es tan grosera, tan invasiva y abusiva que la verdad cobra en virtudes que antes no se si tenía. El respeto por la palabra, vaya ironía, está mas presente que nunca entre tanto embuste y chismorreo.
La palabra es una enorme responsabilidad, lo que significan, lo que niegan, lo que envilecen, lo que subliman. Cada palabra desempeña la función de crear un mundo o destruirlo. "Hay que medir el silencio, hay que medir las palabras" Violeta Parra al vivir, cantando lo advertía "Sin quedarse ni pasarse, medio a medio de la raya"
Recuperar el canto y la poesía en cada curva del camino. Las personas que cantan, que escriben dejan la palabra en la seguridad de que construyen. Las responsables, las comprometidas.
El chismorreo es flojo, toma la forma del envase que lo contiene y va dejando desolación. Desertificación en el alma. Desconfianza y recelo.
Palabrita y yo. La pura verdad.

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"...Si me voy antes que vos, quiero que tus noticias hablen del aire y del sol..."