Operación Condena

La condena social es un ejercicio al que se nos expone a diario. Desde cual sea el lugar, condenar pareciera ser algo que surge espontáneamente y sin llamar la atención de casi nadie. Hasta de los mensajes que se suponen solidarios o bien intencionados se necesita señalar.Campañas de vih señalan al portador como una víctima y a la sociedad entera como a la que ejerce la discriminación. En la realidad
nada se condice con esos señalamientos, todo es mucho más complejo. Pero al haber separaciones de tipo condenatorias hay presión para que concretemos entre todos las separaciones que señalan a la víctima y a los victimarios. Ante la confusión se buscaría un acuerdo común sin sentido para ir en la misma dirección quién sabe dónde.
Busco ejemplos para pensar en lo que viven de cerca muchas personas hoy y que muchos y muchas nos sentimos cerca acompañando la transición.
En el pasado reciente hubo condenas secretas en la noche, hubo que esconderse, hubo que huir, en el pasado hubo condenas que desaparecieron personas. En los ochenta se mataron más jóvenes y como ya no daba para más el genocidio fué frenado en seco con una democracia. En los noventa hubo Olvido y Perdón y dos bombas detonadas. Hace unos años es que no da para más, Otra Vez.
Shockeados, malnutridos, angustiados, ejercemos la práctica de la condena a diario. Porque la violencia anida en cada institución creada nos enseñan que vamos a vivir condenando y condenados, separando y separados, señalando y señalados.
Se me ocurre que quizá deberíamos estar más atentos en nuestro andar personal, íntimo, en cualquier momento la condena se cuela y en cualquier momento una situación nos deja encerrados en un matadero. Tal es la necesidad de Historia que se ha ido recreando y legitimando. La Historia de los Hombres, sus represiones y sus Guerras.