Fundación de la honorable

Domingo a última hora se produce esta primera entrada que dada ésta circunstancia no se pretende otra cosa que acercarse a un ensayo sobre los porqués, los cómos, los dóndes, los cuándos...
Villalonga, es para muchos y muchas de nosotros sinónimo de límites, de imposibilidad en muchos sentidos. Expulsora de poblaciones enteras de creativos, de artistas, de poetas, de personas que sin posibilidad de elección se saben y se muestran distintos/as. Para muchos, pueblo de viejos, es una realidad, la juventud huye de la monotonía si puede y quedamos nosotros, los ya establecidos adultos que también huimos de la monotonía sin movernos de Villalonga. Y ahí es cuando se pone lindo, cuando cada día se presenta y dándole la bienvenida, le explicás el asunto y le planteás la estrategia de ruptura. Entonces aparece una Villalonga desconocida, virgen, dadora de vida, rebelde de lo que han querido hacer de ella, un páramo salobre de cultivo que hace lagrimear hasta al más pintado, para ser arboleda de fruto dulce para conservas de largos inviernos, páramo de tierra nutrida a la fuerza de químicos para ser sueño de tierra negra de lombrices y biodiversidad, páramo de viento que sopla para nadie para ser una oyente atenta de sus secretos de veletas y molinos que tantean hasta la última napa de un mar subterráneo. Villalonga desconocida, virgen, dadora de vida, portando tal antorcha, un mapa del tesoro que sólo ella sabe descifrar y con el que todos jugamos como niños. Algunos en las ansias del descubrir, del aventurarse, otros en la sapiencia de hermanos ya mayores y otros en la tentación de la trampa. Estos últimos son los que esta nueva Villalonga sigue de cerca, ella dice que ya les dió demasiado y que deberán ser pacientes, el tesoro está reservado sólo para aquellos y aquellas que ven su brillo cada día en las pequeñas cosas porque no todo lo que brilla es oro la Trampa esta vez la hace la Tierra que lucha por liberarse.